El último round
Recuerdo que nos reencontramos en aquel café
ya no me era extraño ver su rostro
azulmorado
parecido al de un jugador de cuarta
categoría.
Esa noche me confesó no ser masoquista,
solo un tipo con mala suerte
de esos que se encuentran
a la hora y lugar equivocados
siempre a la sombra de un mal momento.
-¡A veces
nos toca perder!-
le dije
tratando de reanimarlo.
Pero él, cobardemente,
decidió saltar.
Ahora lo veo en primera
plana
le han publicado un libro
y otorgado varios premios.
Después de todo
sigue sonriendo
como en ésta fotografía.
Eurydice Calliope
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