domingo, 23 de diciembre de 2012






Vórtice


Dibujas en el aire una puerta
donde me introduzco de prisa
y tu me sigues.

Bajamos pequeños escalones en espiral
Y agitados nuestros corazones
parecieran destruir con su vórtice los jazmines.
Pintamos el cielo de rojo.

Sin embargo...

Nada cambia,
nada sustituye al absoluto
porque no hay

Porque no tengo remedio.

Eurydice Calliope


viernes, 14 de diciembre de 2012







Con diamantes en el cielo


Esa tarde al salir de la galería dónde había una exposición de fotografía surrealista, caminamos más de lo normal. Llevábamos horas hablando de esas pinturas algo extrañas que casi pudieran ser reales. Del pintor que plasma las cosas que nos rodean y va más allá de lo que ha simple vista no logramos ver. Llegamos al parquecito, ese que era nuestro centro. De donde partíamos cada quién hacia calles distintas.


     Nos tumbamos en el pasto, aun recuerdo su mirada. Tipo la del Ché en aquella fotografía, que se volvió tan famosa, como mirando hacia el infinito. Me dijo que en cielo había diamantes y Lo dijo tan afirmativamente que abrí mis ojos más de lo normal pero lo único que distinguí fueron estrellas, puntos diminutos en esa masa inmensa de chocolate amargo. Luego me contó una historia: que una noche igualita a esa había montado a caballo estando allá arriba…


-Primero, tienes que aprender un lenguaje que solo tú y el caballo entiendan. Tienes que hablarle de una manera tan especial hasta que logres subir a su tronco. Ya estando arriba debes de ser cauteloso, usar tu fuerza con delicadeza manteniendo un meneo muy sutil hasta llegar a sentir que tú y el caballo son un solo cuerpo.

Después, notaras que algo se interrumpe. Como si fueras parte de  una máquina y te acabarán de desenchufar. Sentirás que has logrado desconectar tu alma, tu espíritu. Es ahí, en ese preciso instante cuando los veras cayendo, de uno por uno…


Esa noche recuerdo haberme posado ante sus ojos con mi piel impregnada a pasto fresco. Desde entonces jamás he subido tan alto hasta ver diamantes en el cielo.


Eurydice Calliope







jueves, 13 de diciembre de 2012





Pantorrillas de cristal

Indiscutiblemente
me recuerdan a las pantorrillas de la abuela,
Así de largas, huesudas y bien torneadas
Como decía el tío Jorge:
Hijo:  “todos y cada uno de nosotros,
tenemos algo de parentesco”.

Ay María,
Qué día el que nos conocimos,
Cómo gastamos las sábanas entre charlas y cigarrillos.
Cómo diste luz..
Sin que tuviéramos un hijo.

Sí, era domingo,
Y yo, parecía que vivía sólo en miércoles
Todo un galán; esbelto, erguido… fresco.
(Entrón pa lo que viniera)

¡Ay María! 
Mujer como cualquiera…
      puta como ninguna.


Eurydice Calliope

martes, 11 de diciembre de 2012



Hombres Necios



Eras creación perfecta
imagen y semejanza de Dios
yo en cambio era la manzana,
el fruto prohibido que no debiste tomar,
la lengua venenosa del reptil sediento.


La manzana existía,
el fruto permanecía intacto en el universo
y la víbora rondaba en su nido.
¿Quién alteró el orden?
¿Quién cruzó su límite?


Hombre iluso que cargas en tus hombros el orgullo
si llegaste a la Tierra desnudo…
sin ofrecer mirra ni gloria.


Tan sólo caos.



Eurydice Calliope


domingo, 9 de diciembre de 2012





Por el beso que aborté


Cómo pasan los días repletos de soledades
de besos que se han quedado sin semilla,
cómo pasan las tardes
mientras las hojas revolotean en mi cabeza ,
y te pienso…
vivo, claro, latente, palpante.

En dónde te quedaste
en dónde te deje
con esas tardes bajo el brazo
y el amor corriendo por tus labios.

Por ese beso que aborté
delante de tus redondos pómulos saltados
detrás de la luna prisionera
entre tus dientes blanquecinos.


Eurydice Calliope


sábado, 8 de diciembre de 2012



El último round


Recuerdo que nos reencontramos en aquel café
ya no me era extraño ver su rostro azulmorado
parecido al de un jugador de cuarta categoría.
Esa noche me confesó no ser masoquista,
solo un tipo con mala suerte
de esos que se encuentran
a la hora y lugar equivocados
siempre a la sombra de un mal momento.


-¡A veces 
nos toca perder!-
le dije 
tratando de reanimarlo.
Pero él, cobardemente, decidió saltar.


Lo que son las cosas... 
Ahora lo veo en primera plana
le han publicado un libro
y otorgado varios premios.


Después de todo 
sigue sonriendo
como en ésta fotografía.



Eurydice Calliope


jueves, 6 de diciembre de 2012





Un Ser Singular


Un ojo, un dorso, una pelvis, un tobillo,
unos hombros, una oreja, un pómulo, unas caderas
iban cayendo como cascadas fotográficas
encima de mi rostro.

Lamí unos senos color durazno,
sentí el calor de un vientre
con ombligo sepultado,
olí una selva húmeda y tardía en primavera,
probé una lengua hambrienta
y desgarre todo un cuello altivo.

Deje que cada miembro me poseyera
que sus átomos formarán parte de mi esencia,
los poros se mezclaron
se fermentaron las mieles
estallaron las hormonas
y tumbado en mi cama con el baúl abierto
me descubriste aquella noche…
No me dejaste otra salida
y te hice partícipe de tan maravilloso acto.

Ahora no sólo divago entre esas imágenes
como tu enfurecidamente me lo repetías
ahora todas las partes existen,
son reales
y además son tuyas.


Eurydice Calliope

martes, 4 de diciembre de 2012



YO

Pertenezco a la nada,
al vacío que existe entre tu mano y la mía,
al hueco inmaduro que alberga en mi vientre,
vientre desnudo que jamás será habitado…

ni por tu sangre,
ni por mi ira.


Eurydice Calliope


lunes, 3 de diciembre de 2012




Hay una canción que será mi final

Nos reunimos en el mismo café
en la mesa que siempre escogías
junto a la maceta de gardenias,
donde como mancha gigantesca
entraba el sol.

Te veías mal,                           
el cabello despeinado,
la boca blanca como la sal,
tu frente empapada de sudor
y no dejabas de preguntarte una y otra vez
¿fue mi culpa?... 

En el lugar había una canción de fondo,
que preferí ponerme a escuchar:

- Hay que vivir para ver
como ha sabido crecer
tanto misterio en la flor
hay que vivir para ver
cuanto es difícil saber
que signo lleva el amor… -


tus dedos arrugaban una servilleta
y tus ojos miraban hacia todos lados
menos hacia mí.

Unos minutos después empezaste a hablar:
-Amanda y yo salimos 
fuimos al Tarareo
tomamos un par de tequilas,
Esperé a que llegaras como sueles hacerlo
pero no llegaste,
así que ella se quedó al café negro
ese que se antoja de madrugada
cuando el alcohol ya no cabe.

Pasó el tiempo y me quedé dormido
ausente en el sofá junto a ella
parecíamos un cerro,
un mar de lava brotaba de su ser
de entre sus piernas, después…
perdí el sentido cuando me sumergí en ella...

Yo escuchaba cada palabra
parecían anclas cayendo dentro de mi cabeza
no supe más que decir.

Seguí escuchando aquella canción de fondo
que estaba por terminar:


-Hay una canción que se va cuando llego
sospecho se trata de un tema total
un ama de llaves de todos los juegos
un pájaro eterno y un sol colosal
Hay una canción que me esconde su fuego
hay una canción que será mi final.




Eurydice Calliope