Hay una canción que será mi final
Nos reunimos en el mismo café
en la mesa
que siempre escogías
junto a la
maceta de gardenias,
donde como
mancha gigantesca
entraba el
sol.
Te veías mal,
el cabello
despeinado,
la boca
blanca como la sal,
tu frente
empapada de sudor
y no dejabas
de preguntarte una y otra vez
¿fue mi
culpa?...
En el lugar
había una canción de fondo,
que preferí
ponerme a escuchar:
- Hay que vivir para ver
como ha sabido crecer
tanto misterio en la flor
hay que vivir para ver
cuanto es difícil saber
que signo lleva el amor… -
tus dedos
arrugaban una servilleta
y tus ojos
miraban hacia todos lados
menos hacia
mí.
Unos minutos
después empezaste a hablar:
-Amanda y yo
salimos
fuimos al Tarareo
tomamos un
par de tequilas,
Esperé a
que llegaras como sueles hacerlo
pero no
llegaste,
así que ella
se quedó al café negro
ese que se
antoja de madrugada
cuando el
alcohol ya no cabe.
Pasó el
tiempo y me quedé dormido
ausente en
el sofá junto a ella
parecíamos
un cerro,
un mar de
lava brotaba de su ser
de entre sus
piernas, después…
perdí el
sentido cuando me sumergí en ella...
Yo escuchaba cada palabra
parecían
anclas cayendo dentro de mi cabeza
no supe más
que decir.
Seguí
escuchando aquella canción de fondo
que estaba
por terminar:
-Hay una canción que se va cuando llego
sospecho se trata de un tema total
un ama de llaves de todos los juegos
un pájaro eterno y un sol colosal
Hay una canción que me esconde su fuego
hay una canción que será mi final.
Eurydice Calliope