LAS METAMORFOSIS
I
Abrid la boca
y te ahogarás en tu
propia saliva,
cerrad los párpados
y te cegarás entre
tus lágrimas,
dejad correr al
cordero
que muy pronto el
pasto
se cubrirá de peces.
Ya no había rastros
de tierra
ni ser vivo en
planicie
porque el padre
omnipotente
hizo un llamado a
los más temidos mares
y les permitió
poseer todo espacio
donde estirarse
pudieran.
Ahora nada la víbora
entre las liebres
y el hombre mortal
pide misericordia.
II
Yo, Helios, padre de Faetón
iluminé arduamente
y arropé a cada criatura
sin cansancio ni recompensa,
como encender cada vela
y cerrar los ojos a las tinieblas.
Ahora tú,
arquitecto divino,
Me juegas tregua
Apagando cada órgano de mis entrañas.
¡Te suplico por la vida de mi hijo!
o la luz que pende de mi aureola
caerá como un pesado párpado
sobre la faz de la tierra.
Se cerrará el telón como la noche
cubriendo al mundo en sombras
y rogarán a los Dioses.
Sólo entonces verán a este padre
que tanto le fue negado.
Eurydice Calliope
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