La Calavera
Observo las avenidas vacías
impregnadas de un olor espeso
de un silencio lastimero.
Los perros desorientados
olfatean la angustia tibia,
carros y microbuses atravesados en las calles,
los restaurantes sin comensales,
tránsitos y policías
Sin aparición alguna...
Todo un Comala
¡Pueblo fantasma!
Huele a muerte,
a una muerte acechadora
que se esconde tras la cortina,
esperando el gran momento
deambulando desnuda
sin rumbo ni planeación,
Sin avisar junto a los pies
o en el respaldo.
¡Calavera culera!
Que se olvida de los desahuciados
jugando a la ruleta rusa
titubeando si serás tú o seré yo
la viuda al siguiente día.
Eurydice Calliope
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