sábado, 26 de enero de 2013







Emilio

Sabía que para esas horas ya estarias durmiendo
Y te envié un texto al celular con gran intención
que al leer el mensaje recordaras mi rostro;
o mis gestos,
o quizás algún rulo de mis cabellos negros.

Hace meses que no vivo en el mismo barrio,
que ya no me aceleras el corazón
con tus llegadas inesperadas,
las que comenzaban con un grito tras  la puerta
y tu cara hacia la ventana,
esas que siempre tenían un final algo extraño
sin noticias de un próximo encuentro
y con un dejo de sentirme irradiablemente feliz.

Así eramos
irremediablemente ansiosos
libres de pensamientos,
libres de tiempo y lugar,
libres de sentimientos,
¡L I B R E S ¡

Tú,
un grandilocuente
bohemio, frívolo,
aventurero, incansable.

Yo, ¡Enamorada!
llevando al amor como bandera en asta...
terca,
soñadora,
y de vez en cuando jugando con la coquetería
Como tú decías: ¡Toda una maja!

Me pregunto qué espero…
no, no es la respuesta del mensaje
es simplemente
guardar estos minutos de silencio

y hacer de nuestros recuerdos, epitafios.

Eurydice Calliope


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