Emilio
Sabía que para esas horas ya estarias durmiendo
Y te envié un texto
al celular con gran intención
que al leer
el mensaje recordaras mi rostro;
o mis
gestos,
o quizás
algún rulo de mis cabellos negros.
Hace meses
que no vivo en el mismo barrio,
que ya no me
aceleras el corazón
con tus
llegadas inesperadas,
las que
comenzaban con un grito tras la
puerta
y tu cara
hacia la ventana,
esas que
siempre tenían un final algo extraño
sin noticias
de un próximo encuentro
y con un
dejo de sentirme irradiablemente feliz.
Así eramos
irremediablemente
ansiosos
libres de
pensamientos,
libres de
tiempo y lugar,
libres de
sentimientos,
¡L I B R E S
¡
Tú,
un
grandilocuente
bohemio,
frívolo,
aventurero,
incansable.
Yo, ¡Enamorada!
llevando al
amor como bandera en asta...
terca,
soñadora,
y de vez en
cuando jugando con la coquetería
Como tú
decías: ¡Toda una maja!
Me pregunto qué espero…
no, no es la
respuesta del mensaje
es
simplemente
guardar
estos minutos de silencio
y hacer de
nuestros recuerdos, epitafios.
Eurydice Calliope
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